lunes, 23 de octubre de 2017

FLAMMES

Una belleza cegadora como "Flammes" de refinado color, totalmente hermanada con otra maravilla como "Bella durmiente", solo me parece explicable, si ello es necesario, por la conjunción de dos pertenencias afortunadas. A la del cine francés de la década de los 70, un rompeolas mágico de unas con otras. Y a la herencia del cine poético y psicoanalítico USA de los años 40, que ya sabemos que venía de otros cines. Y ahí está Cocteau en origen.

Para la primera pertenencia habría que redactar una larga nómina de directores, experimentados, a media carrera y empezando que estaban levantando sus películas en aquella Francia espectacular y que más que influirse se alimentarían unos a otros en su inagotable energía creativa, Rivette, Brisseau, Vecchiali, Godard, Truffaut, Resnais, Bresson, Pialat, Eustache, Rozier...

Para la segunda pertenencia una película resplandece en mi memoria. Y como digo siempre no intento documentar fielmente que haya sido la que ha influido de verdad en Arrietta. Pero yo no puedo dejar de pensar en la determinación de Lucy Muir en "El fantasma y la señora Muir" de Mankiewicz, aún con sensibles diferencias de tratamiento. El marinero/bombero, esa habitación en la que se detiene el tiempo y ese "vuelo" final más allá de los confines del amor, el deseo y la muerte.





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